Profeta o San José de Nazaret
Gabriel Joly
Siglo XVI escuela Aragonesa
Madera pino
1532 / 1536
Estudios
1. Estudio por el IOMR
2. De JM Parrado del Olmo
3. Libro “Treasures of Spanish Renaissance Sculpture, The origin of the Spanish Manner“
Descripcion
Hay artistas que sintetizan mejor que otros el espíritu de su época en la medida que su obra brilla al mostrarnos las distintas y muchas veces contrapuestas corrientes artísticas del momento. Sin duda Gabriel Joly es uno de ellos al expresar magistralmente ese carácter internacional del primer Renacimiento Europeo. En su obra se percibe rasgos gótico-franceses por su origen picardo, florentinos por su inequívoca devoción artística y aragoneses por ser Aragón su lugar de adopción y donde afloraron sus obras mas insignes.
La escultura que nos ocupa, recientemente redescubierta por el IOMR, por la carga espiritual que transmite, su elegante diseño, todo él imbuido de un movimiento mesurado y por su depurada técnica escultórica de fuerte talante impresionista, representa un magnífico ejemplo de la culminación del genio artístico de un escultor y diseñador de retablos que, por ser todavía relativamente desconocido, merece profundizar en el .En esta obra se funden por un lado la expresividad de Alonso Berruguete difundida en Aragón a partir de los años 30 con el oriundo sentido de la"gravitas formentiana", rebosando en ella una majestuosidad y fino patetismo que solo puede surgir del mejor Joly, aquel que ejecutó en 1538, una de las obras maestras mas insignes del Renacimiento Español, el altar mayor de la Catedral de Teruel.
Gabriel Joly es un artista que llega a Aragón en la primera quincena del siglo XVI con un estilo bien definido de raíces francesas enraizadas en un goticismo naturalista un tanto amanerado que atempera con un clasicismo propiamente forentino. Con este sólido bagaje Gabriel Joly toma contacto con la tradición escultórica Aragonesa que en aquél momento dominaba Damián Forment con que el se tiene constancia documental que toma contacto en 1514. Lo mas probable es que colaborasen en el retablo mayor de la iglesia de San Miguel de los Navarros, 1518, Zaragoza, en el que ya se percibe una ligereza compositiva de fuerte raigambre italiana, sin duda mayor de lo que acostumbraba hacer Forment en esos años. Seguramente también participa en el retablo del Pilar ejecutado por Forment entre1508 y1519 donde sobresalen ya ciertos toques estilísticos de Joly, especialmente en las figuras de los Apóstoles que encuadran la composición central del cuerpo principal. La interacción entre estos dos grandes maestros constituye una de las mas enriquecedoras colaboraciones artísticas de nuestro Renacimiento en la medida en que, por un lado propicia en Forment una sintaxis compositiva mas ligera, un refinamiento que dulcifica el carácter recio de sus esculturas y, por otro, en Joly sus obras adquieren un aplomo y corporeidad que se convertirán en elementos fundamentales para enfrentarse durante los años finales de su carrera al manierismo impetuoso de Berruguete . Si en el Forment anterior al contacto de Joly se percibe una colosal fuerza que brota de un genio único que transita entre Sluter y Miguel Ángel, dotada de un cierto resabio de carácter rural tardo-gótico, macizo en la grafía de sus esculturas y apelotonado en el diseño de sus composiciones, lo que va singularizando a Joly es el refinamiento y elegancia de un estilo imbuido de un sutil patetismo de fuertes resonancias con la "douce France" y de mesurados tintes florentinos. Sin embargo, va a ser en el retablo de San Agustín de la Seo ( actualmente de Santiago ) 1520 y en el de Tauste realizado entre 1620 y 1524, en los que colabora con Gil Morlanes con el había firmado un contrato de compañía en Febrero de 1520, donde aparece asentada con toda autoridad la principal característica y aportación de Joly como diseñador de retablos : su claridad compositiva, algo que aparece de forma sobresaliente también en todos sus grupos escultóricos y que imprime un huella indeleble en Aragón, donde el arte seguía teniendo fuertes raíces tardo-góticas .
La culminación de su estilo no llegará hasta el inicio de los años 30 cuando las influencias de los águilas del Renacimiento español calan en el ambiente artístico aragonés .Llegan ecos del mas italiano de nuestros escultores, el malogrado Bartolomé Ordoñez, muerto en Carrara en 1520 y de Diego Siloé, recién llegado a Burgos de su estancia en Nápoles, donde con Felipe Bigarni y Juan de Valmaseda terminan los altares de la capilla del condestable, seña de identidad del Renacimiento español. Pero es, sobre todo, Alonso Berruguete quien se asoma en Aragón y la Rioja no solo por la fuerza de la fama de sus composiciones, si no todavía si cabe con mas eficacia, a través de las policromías de su colaborador, Andrés Melgar, cuyos diseños para las esculturas del retablo mayor de Santo Domingo de la Calzada, 1537, ejercieron un gran influjo en la zona. En ese momento brota en Teruel un Joly arrebatado, vigoroso, con una dicción mucho mas poderosa que en sus anteriores obras. Sus grupos escultóricos de la Iglesia de San Pedro en su retablo mayor de1533 y en menor medida en el de Cosme y San Damián de 1537, pero sobre todo aquellos realizados para el retablo mayor de la la catedral de Teruel, contratado en 1532,de acuerdo con los documentos encontrados por Cesar Tomás Laguía en 1959, e instalada en 1536, señalan una transformación estilística muy acusada, propia de un genio en estado de efervescencia artística. Sus composiciones se cargan de resonancias berruguetescas que no perjudican la elegancia y belleza de sus formas. Los personajes muestran expresiones llameantes, el pelo arremolinado, las barbas cimbreantes, las manos y pies encrespados, todos ellos ejecutados con una caligrafía mucho mas nerviosa de lo habitual, fruto de la inspiración del momento ; sin embargo Joly, aun en ese instante de máximo trance creativo, no puede dejar de hacer gala de su bagaje italo-francés, no renuncia a la belleza, a la mesura, al equilibrio ; los rostros siguen siendo clásicos y los cuerpos responden a modelados estilizados, afilados con enorme destreza por su gubia, adquiriendo posiciones que se suceden con un ritmo acompasado ; los ropajes se tratan de manera simple, casi impresionista, con formas cadenciosas. Nada que ver, en su esencia, con Berruguete cuyos santos y personajes bíblicos brotan de sus hornacinas cual llamaradas y las composiciones no siguen mas orden y concierto que aquél dictado por un genio en todo momento desmesurado. En Joly, por el contario, sigue triunfando, aun en la máxima exaltación de su espíritu creativo, una contención que le es absolutamente propia, actuando esta como parapeto frente a las borrascosas influencias de Berruguete que, sin embargo, enervan su genio hasta límites en él insospechados .
La obra recién estudiada por Carmen Morte y Jesús María Parrado del Olmo, representa un personaje bíblico que por su turbante, típico en Joly, bien podría ser un profeta, según indica Carmen Morte; sin embargo, el hallazgo de un agujero en la base de la escultura por nuestra restauradora, induce a pensar a JM Parrado que podría tratarse de un San José sosteniendo su cachaba, perteneciendo a una composición más amplia, probablemente una Natividad. La posición de la cabeza, levemente inclinada hacia su derecha y hacia abajo así como sus facciones nobles de perfil, pómulos y entrecejo, clásicos, corroboran esta opinión, al responder al canon de belleza italiana que Joly le gusta elegir cuando representa señeras figuras de la iconografía bíblica .
Su atribución al mejor Joly viene contrastada por los excelencias artísticas que transmite la obra, correspondiendo de forma palmaria con aquellas que destilan los grupos escultóricos del Retablo Mayor de la Catedral de Teruel. La forma en que el maestro presenta el Santo, concentrado en un pensamiento entre ensimismado, admirativo y de cierta perplejidad que el artista sabe magistralmente acompañarlo con una ligera rotación de hombros algo cargados, nos trae sin duda analogías miguelangelescas, típicas del Joly turolense, ya mucho mas romano que florentino, que adivinamos en actitudes de los personajes de la Capilla Sixtina. Su pelo y barba, muy trabajados, perfilan un rostro de gran belleza clásica que inspira respeto y exhala majestuosidad. Su frente despejada muestra un nudillo en la madera de pino sin policromar que desvela uno de los grandes aciertos de Joly : su capacidad para sincronizar el veteado de la madera con la estética y el mensaje artístico de sus esculturas ; en este caso otorga al rostro fuerza y un halo de divinidad que Joly acentúa creando unas estrías que circundan su frente como un remolino . El cuenco de los ojos que enmarca una nariz griega, afilada con ese toque de gubia tan característico en Joly es piedra de toque para su autografía junto a los largos "moustachos" que al colgar esconden una boca ligeramente entreabierta y una barba bífida cimbreante ; todo ello conforma un diseño que, por su perfecto equilibrio, transmite en si mismo un sumo clasicismo .Sin embargo, el tratamiento escultórico, la grafía que imprime su gubia, muestra, brío, nervio y valentía, lo que acentúa el "pathos" de la obra que nos transporta a modelos de los antiguos griegos, incluso al mismísimo Skopas. De ahí que esta obra nos conmueva de tal forma, fundamentalmente por su sempiterna belleza, inscrita en nuestra memoria como un canon que funde de forma indisoluble la belleza espiritual con la terrenal.
Joly acompaña el movimiento de cabeza con un tenue contraposto de hombros que se prolonga con otro movimiento hacia delante de piernas en sentido contrario al del rostro. El diseño adquiere una homogeneidad al cubrir la figura con una túnica y manto que desvelan pliegues tratados de forma escueta, casi impresionista que marcan con sumo acierto el tempo del la escultura; no vemos mas voluta que la que cuelga de su hombro izquierdo y dos cordilleras de manto que caen de ambos brazos, las cuales conforman pliegues longitudinales suavemente modulados que estilizan la figura del Santo. Todo ello confluye en la parte interior de las piernas del santo que desvela una fuerte musculatura ceñida a la textura de la túnica. Aquí nos encontramos con otra de las características de Joly que constatamos en muchos de sus santos especialmente los que pueblan el Retablo de Teruel : el maestro al avanzar las piernas del Santo hace que la túnica se ciña de forma simple, en un movimiento que vuelve aprovechar el veteado de la madera y la luz que inevitablemente viene a señalarlas, enmarcando a su vez las cimas de las rodillas con los suaves plegados del manto, el cual cae por su propio peso, dando a la escultura ese sentido de la" gravitas formentiana" que Joly no deja de mostrar, aun en sus últimas obras .
Joly muere1538, y Forment en 1541, los grandes artífices del Renacimiento Aragonés ; parecería que Aragón se hubiera quedado huérfano, si no fuera por la genialidad de otro escultor también venido del Norte, Arnao de Bruselas, en virtud del cual pervivirá ese tempo mayestático en las esculturas de los retablos de La Población, Genevilla. El Arte de estos maestros solo será superado, aunque no en grandeza, cuando adquiere un tono mas solemne, grandilocuente y dramático con la llegada a mitad de siglo, al amparo de los dictados del Concilio de Trento, del llamado Romanismo que lo uniforma todo, con Ancheta y Becerra como máximos exponentes, impactados de forma muy diferente por Miguel Ángel durante sus respectivas estancias en Italia
Visto con la perspectiva que da el tiempo, en Joly y en Forment subyace una melancolía propia de las almas sensibles, buenas, humildes., de personalidades poco conflictivas, alejadas de aquel temperamento intempestivo de los artistas castellanos, como Berruguete o Bigarni, sumidos en continuos juicios y ansiosos de reconocimiento social. Su arte, en ambos casos, es un fiel testimonio de estas sensibilidades tan diferentes, en el caso de Joly de un profundo sentimiento espiritual.
Muestra del amor y agradecimiento que debieron corresponderle sus vecinos de Teruel es el que decidieran enterrarle en la entrada del el Coro de la catedral. Su tumba fue cubierta con una, sencilla pero muy honrosa, lápida que le representa con capa y la cabeza apoyada en unos almohadones: la lauda inscrita en la piedra dice asi: "sepultura del virtuoso senyor mayor Gabriel Yoli : Que Dios perdone el cual hizo el retablo mayor de la presente.."
- CARLOS HERRERO STARKIE -
